Gracias, mi amor, por quererme tanto, por tenerme tanta paciencia, por compartir tu vida conmigo, por aceptarme tal como soy, por creer en mí, por valorarme como mujer, por ser mi cómplice, mi amigo, mi amante, mi compañero incondicional. Gracias por todos estos años de felicidad, por los amaneceres junto a ti y por tu gran labor como padre y como marido, siempre preocupado por nosotros, de darnos lo mejor. Eres un luchador incansable, un trabajador a toda prueba, como decía un antiguo patron tuyo "un súper sayayin".
Te amo y lo sabes, hemos estado en las buenas y las malas, nos hemos apoyado mutuamente , hemos llorado juntos, nos hemos reído juntos y hemos compartido orgullosamente los logros de nuestro niñito. No olvides nunca que habemos dos persona que te aman tal y como eres: tu hijo y yo.
Te amo.
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